Guadalajara ha visto un resurgimiento del interés por las cooperativas de vivienda, donde las personas se unen para adquirir propiedades de manera conjunta, en un intento de escapar de las presiones financieras individuales.
Esta forma colectiva de propiedad no solo disminuye la carga financiera, sino que también promueve un sentido comunitario más fuerte y apoyo mutuo entre sus ocupantes. Es una solución a lo que antes parecían problemas insalvables de asequibilidad y acceso.
Todavía falta alcanzar una plena comprensión y aceptación por la población sobre cómo operan estas cooperativas y sus verdaderos beneficios a largo plazo. Sin embargo, este enfoque comunitario está comenzando a sentar tendencias que se sienten dispuestas a fomentar resiliencia.
No obstante, este no es el único método transformador que está tomando a Guadalajara por asalto. Lo que sigue podría inaugurar una era completamente nueva de vivir urbano…